DISCLAIMER: Este post es un artículo que escribí hace un año más o menos para juvenoide.cl, nunca me pescaron así que se los comparto a ustedes.
Cuando estamos en el colegio lo único que queremos es salir. Vemos
en las películas gringas que la Universidad es lo mejor que hay, fiestas todo
el día, mucho tiempo libre, etc. También vemos en los anuncios del metro o las
micros a universitarios felices, con sus mochilas de colores y siempre con una
sonrisa en la cara. Bullshit.
Obvio que cuando estái en la U hay más autonomía, ciertamente
hartas fiestas y panoramas entretenidos, pero con esta transición suceden
ciertos cambios, en nuestro estilo de vida y en nosotros mismos, además de
situaciones que se suelen repetir, todo sobre lo cual recogeremos los más
típicos en este artículo.
1) Engordar
Es
clásico que cuando entramos a la U, tambien empezamos a entrar en kilos. Los
días enteros de estudio, los horarios satánicos (un saludo para los que entran
a las 8:30 y salen 12 horas después), la comida chatarra que siempre es más
barata (especialmente cuando tu facultad no tiene casino), la ansiedad y que el
tiempo libre se va carreteando (esto no cuenta para los alumnos de Medicina,
pues no tienen), vuelven de nuestros esbeltos cuerpos del verano after-PSU,
nuestro templo cultivado durante la media, a pito de jugar harto a la pelota,
ir al gimnasio y comer relativamente sano, en algo parecido al robusto
personaje de Star Wars que vemos en la foto.
Jabba fue estudiante de Derecho
2) Desastrarnos
Sucede
también, aunque en su mayoría son hombres los que sufren esta tendencia, que
comenzamos a descuidar nuestra imagen, o al menos a mutarla de una manera que
ni nuestra abuelita lo hubiera imaginado en sus peores pesadillas. Nos dejamos
el pelo largo, la barba desaliñada, nos llenamos de aros, alguno que otro se
hace un tatuaje, y es cuando nos damos cuenta que nuestro clóset tenía mucha
menos ropa de lo que pensábamos. Mientras que en el colegio teníamos un lindo
uniforme, el cuál nuestra mamá se preocupaba de lavar para que siempre fueramos
impecables al colegio, en la universidad tenemos la facultad de elegir la ropa
que queramos usar, aunque nunca falta el compañero que viene con el mismo
pantalón todo el mes y que se cambia la polera cuando ya parece trapo de
cocina. Esperamos que a ustedes nos les pase lo mismo chiquillas.
3) Estrés
El
estrés, stress si usted lo prefiere. La enfermedad del estudiante
universitario. El causante de que mientras estudiamos nos saquemos la mitad del
pelo de puro nervio. Obviamente no falta nuestro querido compañero de curso que
está de lo más tranquilo porque ha ido a todas las clases (hablaremos más
adelante de el) y esta preparadísimo para la prueba pero no. No. El chileno
está estudiando siempre a última hora, calentando la materia, y rezando porque
le pregunten lo que mejor se sabe, pero ok, que le vamos a hacer, ¡típico
chileno!
Pa' variar tomandose un copete, típico Chileno!
4) Necesidad vital de apuntes de tu compañero
Para
introducir este punto, debemos citar la conversación de dos compañeros 3 días
antes de una prueba:
-Buena weón.
-Buena loco, qué onda?
-Nada... Oye tenís los apuntes
pa' la prueba del Viernes?
-Chucha, hay prueba el Viernes?
-Sí.
-Conchatumadre, estamos cagaos.
-Pero weón, el [inserte nombre
de compañero mateo] debe tenerlos!
-Demás! Uf, salvamos.
Del
100% de los alumnos de un ramo, con suerte el veinte toma apuntes, y de ese
veinte siempre hay solo uno o dos weones que los toman perfecto, y si hay suerte, suelen compartirlos. Para los controles de lectura lo mismo, que dónde
está el resumen, que no sé quién había hecho uno, etc. La cosa es que para el
alumno regular, este compañero y estos apuntes, son cruciales en su desempeño
académico.
Es
en este momento, donde tú, que estás leyendo el post, pienses en esos
compañeros que te salvaron más de una vez, y les escribas algo bonito en su
Facebook o Twitter, mándale una carita feliz por Whatsapp, que se yo. Si por otra parte, tú eres uno de esos alumnos, mis respetos, tus
compañeros te valoran mucho más de lo que tú crees.
5) Carretes de la U
Cuando
somos simples cachorros (por no decir mechones ni novatos) llegamos a la
universidad ingenuamente, mientras nuestros compañeros más viejos saben lo que
va a pasar; todos se van a reventar. En el colegio hay harta gente que no toma
tanto (?), y que al llegar a la U piensan que será igual de fácil moderarse y
mantener la compostura. Son esas mismas personas quienes en la primera tertulia
llegan piolita, con uno o dos amigos y sin conocer mucha gente, pero cuando
empiezan a vaciarse los pitcher y los vasos de piscola, le hablan al compañero
que no cachan, de lo buena onda que son en la carrera y de cómo tendrían que
matar todos el vaso al seco para celebrar el comienzo de este hermoso período
universitario...
6)
Las
cañas infernales.
…dia
siguiente, 2 PM, abres los ojos y el dolor se expande por todo tu ser. Ayer
tuviste uno de tus primeros carretes de la facultad y recuerdas vagamente lo
que sucedió anoche. OK, es verdad que en el colegio también tuviste tus
curaderas y cañas malditas, pero posiblemente en la U es donde tendrás tus
carretes más memorables, acompañados de una caña del nivel de estos mismos. Te
duele hasta pestañear, y tu día entero está perdido. Quizá el lunes cuando
llegues a clases, tus amigos se rían y digan algo así como “¡lo pasaste bien
el viernes parece!” o quizá “jajaja, diste la cacha, pero nos cagamos
todos de la risa”, si eso ocurre, tomatelo a la ligera (no como las
piscolas del viernes, claro) y ríete, esto va a seguir pasando durante toda la
carrera, y no siempre te va a tocar a tí. (Y lee este artículo del Blog! --->Despertarse con caña)
Tú después de darte la pala.
Gracias por la lata.
Ed
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